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que constatan que sí, es feminismo en la red, sí, es una comunidad de mujeres cuyos intereses son la tecnología, el ciberespacio e internet y que creen en el empoderamiento a través de la máquina, sus fines, desalojar las categorías falocráticas y desprogramar las lógicas dicotómicas imperantes. En el encuentro se criticó el feminismo trasnochado de los 70, ya que según las participantes seguía envuelto por los tradicionales prototipos y clichés, conservando sus actitudes anti-sexo, y continuando con el victimismo y las culpas milenarias. «El objetivo del ciberfeminismo es desalojar las categorías falocráticas y desprogramar las lógicas dicotómicas imperantes» Se debe a las VSN Matrix la redacción del primer manifiesto ciberfeminista y a Sadie Plant y Sandy Stone el haber sido las primeras teóricas que conceptualizaron el movimiento y que contribuyeron a difundir su filosofía, antes de acercarnos a sus figuras y con el objetivo de posicionarnos en un entorno más globalizador conviene recordar su referente más próximo, hablamos de la filósofa y profesora del Departamento de Historia de la Conciencia en la Universidad de Santa Cruz en California, Donna Haraway, que no solamente estudió el género desde las ciencias biológicas y el feminismo, sino que recuperó la metáfora del Ciborg en «El Manifiesto para Ciborgs del Libro Simians, Cyborgs y Women» La autora no hizo nunca una declaración en la que reconociese como ciberfeminsita sin embargo ha dejado una estela que estamos obligadas a conocer y entender porque su pensamiento es atinente a esta rama del feminismo. Por entender el meollo de su pensamiento citamos literalmente: «Un ciborg es un organismo cibernético, un híbrido de máquina y organismo, una criatura de realidad social y también de ficción» (Haraway, 2014, p.15). «Su reproducción orgánica no precisa acoplamiento» (Haraway, 2014, p.16). «A finales del siglo XX –nuestra era, un tiempo mítico– todos somos quimeras, híbridos teorizados y fabricados de máquina y organismo, en pocas palabras, somos ciborgs. El ciborg es nuestra ontología, nos otorga nuestra política» (Haraway, 2014, p.17). «El ciborg es una criatura en un mundo postgénerico. No tiene relación con la bisexualidad, ni con la simbiosis preedípica, ni con el trabajo no alineado u otras seducciones propias de la totalidad orgánica, mediante una apropiación final de todos los poderes de las partes en favor de una unidad mayor» (Haraway, 2014, p.18). Se interroga sobre algo trascendental y profundamente debatido por las mujeres militantes de los partidos políticos de izquierdas, «¿Qué clase de política podría abrazar construcciones parciales, contradictorias, permanentemente abiertas de entes y colectivos, permaneciendo al mismo tiempo fiel, eficaz e irónicamente feminista y socialista?» (Haraway, 2014, p.39). Aboga por una necesaria unidad política para abordar y resolver los nuevos planteamientos de que ninguna construcción es total y el ciborg es una salida al dualismo, al ser nuestro cuerpo receptor de todas las posibilidades tecnológicas además de las transmitidas por un código genético. Si Haraway utilizó el término ciborg, Remedios Zafra, escritora y profesora de Arte, autora de artículos sobre ciberfminismo y políticas de la identidad, incorpora el concepto de netiana que tiene una filiación directa con el ciborg de Haraway, el sujeto nómada de Braidotti, dotado de una conciencia de transgresión permanente a los modos socialmente codificados del pensamiento y la conducta y a la teoría de la performatividad de Butler en el marco de una política de deconstrucción que desmorone al esencialismo. En homenaje y adhesión a Haraway aparecen en 1991 y 1996 el «Manifiesto para el siglo XXI» y el «Manifiesto de la Zorra Mutante» inscritos en el campo de la creación artística y redactados por un grupo de artistas activistas australianas,